El Ing. Agr. Alejandro "Jano" Stirling, integrante del establecimiento La Magdalena, compartió su experiencia en la implementación de parideras ovinas en el marco de la Gira Anual del Merino Australiano por el predio. Las parideras se integraron a un sistema que ha permitido mejorar sensiblemente los resultados de señalada mediante un manejo más atento y personalizado de las ovejas al momento de parir.
"La inquietud surgió porque hacíamos todo lo técnico -inseminación, laparoscopía, buen semen- pero después nos costaba salvar los corderos", relató Stirling. Esa necesidad lo llevó a experimentar con diferentes métodos hasta dar forma a las parideras actuales: espacios controlados que no solo ofrecen abrigo, sino que también permiten una atención intensiva a las ovejas melliceras luego del parto.
Lejos de ser un simple refugio, Stirling explicó que el éxito de las parideras se basa en educar al personal. "Lo más importante es que la persona que está ahí arriba con la oveja tenga paciencia y ganas. Esa es la ciencia de todo esto", sostuvo. Recalcó que no se trata de encerrar animales de forma sistemática, sino de identificar los momentos adecuados y actuar con criterio: "Por lo general, la oveja pare afuera y después se mete".
En La Magdalena, las ovejas permanecen en estos espacios, llamados "box", entre uno y tres días, con agua, comida y pasto fresco. "Ya vienen aprendidas a comer desde 15 o 20 días antes. Se les enseña a buscar a sus crías y darles de mamar a los dos", explicó. Este vínculo temprano es fundamental para lograr una buena señalada, especialmente en lotes con alta presencia de mellizos.
En cuanto a los porcentajes de melliceras, Stirling indicó que han alcanzado hasta un 35% en años muy buenos, mientras que en situaciones más adversas se mantienen en torno al 20%. En la majada general, sin alimentación diferencial, los porcentajes van del 10 al 25%.
Una herramienta clave en este sistema es la ecografía ovina, que permite estimar con precisión la fecha de parto y la cantidad de crías. "Ya con eso tenés una parte del partido ganado", aseguró Stirling. El trabajo se organiza en base a esta información, fraccionando la entrada de ovejas a la paridera en lotes de 20 a 30 animales, con un máximo de 80 o 90 por turno, lo que permite que una sola persona -o una y media, como bromeó- pueda manejar todo el proceso.
Stirling también destacó que el estado corporal de las ovejas es otro factor decisivo. "Este año va a haber muchos mellizos. Después de la seca, las ovejas se acomodaron, y tras las lluvias de febrero apareció el verde. Eso fue un flashing natural, y la oveja ovuló más", explicó.
Con una combinación de técnica, observación y constancia, el equipo de "La Magdalena" ha logrado ajustar un sistema que prioriza la supervivencia de los corderos, especialmente en los nacimientos múltiples. "No es tener una paridera y echar para adentro, es atención, práctica y cabeza", concluyó.