Foto: INIA

Esta semana trascendió que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) le comunicó al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) que no cuenta con recursos para transferirle el presupuesto correspondiente a 2025, según consignó Agro de Búsqueda.

Según explicaron fuentes oficiales a Informe Tardáguila, en el marco de un acuerdo con el MEF de la gestión anterior, el INIA recibió de enero a junio una partida de $ 100 millones por una deuda de los recursos de Rentas Generales que no se transfirieron durante el ejercicio 2024. Si se continuaba con esa lógica, el organismo debería recibir otros $ 600 millones durante el período julio-diciembre, a razón de $ 100 millones mensuales, por el ejercicio 2025. “Lo que no recibió el INIA fue la primera cuota correspondiente a julio de $ 100 millones, pero no se dijo desde Economía que no se iban a transferir esos recursos”, explicaron las fuentes. Este tema será abordado en una reunión que las autoridades de INIA mantendrán el próximo 12 de agosto con Bruno Gili, responsable de Uruguay Innova, una nueva agencia que tiene la tarea de coordinar todos los organismos vinculados a la investigación e innovación del país.

Más allá de que ese tema genera algún ruido para el funcionamiento de corto plazo, “el partido que importa” que se juega el INIA está en la elaboración de su presupuesto quinquenal para el período 2026-2030, explicaron las fuentes. Esto porque el instituto tiene “congelado” desde el año 2016 el aporte de Rentas Generales en $ 600 millones, incluso sin ajustar por inflación.

En una entrevista que Gili concedió a en Perspectiva en mayo, el responsable de Uruguay Innova dijo que para “resolver” la escasa innovación del país, se requiere un cambio de “actitud”, de una nueva “asignación de recursos” y de la “generación de incentivos”.

“Uruguay quiere salir de una matriz productiva que ha cambiado, pero que todavía sigue muy asociada a vender commodities”, planteó. Así, habló de “cinco o seis plataformas potentes” de “integración de la ciencia al sector productivo”. Una de estas es la “ciencia de la vida”.

“Uruguay claramente tiene un potencial muy grande allí. No nos puede pasar que tengamos en el sector agropecuario tan fuertes instituciones que están haciendo investigación: el INIA, el Pasteur, el Instituto Clemente Estable, la Facultad de Agronomía, y no tengamos una mejora clara de la productividad o que no hayamos logrado todavía exportar tecnologías masivamente”, cuestionó Gili.

 

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