Culminó la edición 2025 de la feria del Sial en Shanghái con sensaciones encontradas. Por un lado, hubo países que quedaron conformes con el desarrollo de la feria, con ventas a precios compensatorios y con volúmenes relevantes. Por otro, hubo quienes quedaron con sabor a poco, porque no encontraron desde la contraparte importadora el interés que pretendían, por lo que a las puntas les costó encontrarse. 

Quienes quedaron más conformes fueron los brasileños. El principal producto que ellos venden, el set de ocho cortes del delantero, encontró buena demanda en China a precios que superaron las bases que se habían fijado. Al inicio de la feria había un posicionamiento de los exportadores de no bajar de los US$ 5.500 por toneladas, pero finalmente vendieron volúmenes importantes en un eje de US$/t 5.650, por lo que la satisfacción en el stand de Brasil —que no estaba en el pabellón de Uruguay— era evidente.

Quienes quedaron con un gusto amargo fueron los exportadores uruguayos. Los productos que concentran la operativa, sea el garrón/brazuelo o cortes de la rueda, no gozaron de buenos niveles de demanda.

A su vez, en Argentina pasó algo similar con la vaca manufactura en 6 cortes, que es el producto que más venden en China, y que se vieron obligados a aceptar precios más bajos.

En definitiva, en la venta del “commodity” carne vacuna quien salió conforme de la feria fue Brasil, no así Uruguay ni Argentina. La razón es bastante clara: el precio de compra del ganado en Brasil por parte de los frigoríficos es alrededor de US$ 1 por kilo carcasa menos que los argentinos y uruguayos. Este es un negocio de márgenes, beneficiándose Brasil en este sentido.

Pero, a su vez, tanto desde Argentina como desde Uruguay se advirtió un mayor interés de parte de los importadores en otro tipo de productos, carne de animales terminados a grano, con marmoleo, con 100, 150 o 200 días de encierro. En estos productos se podría lograr un precio diferencial, saliéndose del commodity (donde la competencia con Brasil es muy ardua) y avanzando hacia productos con mayor valor agregado y mejor precio. De alguna manera, salirse de los US$ 5-6 por kilo que se paga por el producto brasileño y avanzar a los US$ 8-9 que logran los australianos y estadounidenses.

Esa sería una forma de seguir agregando valor al producto y lograr una mejor retribución por las ventas a este trascendente mercado.

China seguirá siendo, no caben dudas, el principal importador mundial de carne vacuna. Tiene problemas en el consumo, no hay todavía una reacción contundente de los precios a nivel mayorista, pero seguirá siendo un actor relevante del mercado internacional. Habrá que ver si limitan de alguna manera las importaciones en los próximos meses, pero eso no impedirá que sigan comprando volúmenes relevantes.

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