Jornada de la UPIC
Desde Paysandú
Con el salón Egeo colmado, la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) de la Facultad de Agronomía realizó su jornada anual en Paysandú. El encuentro contó con la presencia de productores de distintos puntos del país, así como visitantes de Brasil. El Ing. Agr. Álvaro Simeone, director de la UPIC, destacó la importancia de la presencialidad en este tipo de actividades. “Para nosotros es muy importante que la gente venga, que se arrime, que nos diga algo”, afirmó.
La cría vacuna
Uno de los ejes centrales de la charla fue la viabilidad económica de la cría vacuna. Simeone fue categórico: “La cría sobre campo arrendado, pagando 35 a 40 kilos de novillo por hectárea, no da. La renta es más cara que el ingreso de capital”. Explicó que la situación cambia sobre campo propio, donde sí es un buen negocio, aunque la rentabilidad básica sea baja. “Sobre campo propio, con manejo tradicional, da 2,3% de rentabilidad. Con destete precoz en un tercio de los terneros, sube a 2,9%, y si se logra un ternero más pesado, a 3,3%”, detalló.
El profesional remarcó que el análisis de rentabilidad es clave para evitar decisiones erróneas. “Cuando se saca el valor de la tierra —por ejemplo, en campos heredados o que nunca se van a vender— la rentabilidad de la cría puede llegar al 10-12%, lo que permite afrontar créditos con tasas de 6 o 7%”, indicó.
Simeone advirtió que arrendar un campo para producir terneros pensando que saldrán más baratos que los comprados en la pantalla “no es así”. “La cuenta no da. Si quiere arrendar para otra cosa, puede ser, pero para producir terneros, no”, enfatizó. Relató que él mismo analiza campos disponibles para arrendar y repite la cuenta “20 veces”, siempre con el mismo resultado negativo.
Recría y suplementación
Consultado sobre el potencial de destinar un campo arrendado a la recría, el director de la UPIC explicó que puede ser viable. “En un campo natural donde no me dejan hacer mejoramientos, si compro terneros de 250 kilos y los llevo a 300 kilos con suplementación invernal, la cuenta da positiva. Puedo pagar la renta y quedar con 20 a 30 dólares por hectárea de margen”, señaló.
Destacó la utilidad de los sistemas de autoconsumo para simplificar la logística de suplementación, mediante convenios con proveedores que llenan los comederos cada 15 días. “Son herramientas donde la facultad, y en particular la UPIC, ha aportado información relevante”, comentó.
Simeone sostuvo que los corrales han sido clave para mejorar la calidad de los animales en recría. “El corral traccionó el mercado y le pidió al productor un novillo mejor: no el de 250 kilos al año y medio, sino uno de 300 a 330 kilos. Eso se logra con suplementación o un corral de invierno, seguido de primavera en campo natural, donde el animal puede ganar 750 gramos diarios sin suplementación”, explicó.
Suplementación
Para el ingeniero, la suplementación se ha popularizado por la relación favorable entre el precio del ganado y el costo de los granos. “Hoy la relación es 12 a 1 entre el precio del novillo gordo y el del maíz. Un ternero suplementado sobre campo natural convierte 4 a 1, lo que deja 8 kilos de margen. Un novillo en corral convierte 9 a 1 (3 kilos de margen) y uno en suplementación a campo convierte 6 a 1 (6 kilos de margen)”, detalló.
Este contexto, con precios de los granos deprimidos y ganado en valores altos, abre oportunidades de eficiencia, aunque Simeone advirtió que es una situación coyuntural. “Quizá una buena posición sea comprar bastante grano y quedar estoqueado, como hacen las racioneras, para vender después o usarlo como insumo barato”, apuntó, aclarando que no todos los productores cuentan con la capacidad financiera para hacerlo.
A lo largo de su exposición, Simeone insistió en la responsabilidad técnica y ética de brindar información precisa al productor. “No me hago el samaritano, pero me siento en la obligación de decir estos números. Si el resultado es negativo, hay que decirlo. El productor tiene que tomar decisiones con datos claros”, subrayó.