La producción citrícola está fuertemente orientada a la exportación de fruta fresca, siendo las mandarinas una de las especies más importantes en este contexto. Los mercados internacionales más demandantes, como Europa y Estados Unidos, valoran especialmente la calidad de la fruta, donde la ausencia de semillas es uno de los atributos fundamentales que determinan el acceso y el valor comercial de las mandarinas uruguayas.
Para responder a esta exigencia del mercado y mantener la competitividad, el sector citrícola nacional enfrenta el desafío de adaptarse e innovar. El Programa de Mejoramiento Genético de Cítricos (PMGC), una colaboración entre el INIA y la Facultad de Agronomía (Fagro), trabaja en la liberación de nuevos cultivares adaptados a las condiciones de nuestro país y accesibles para los productores. Dentro de este programa, la producción de frutos sin semillas es una característica de selección prioritaria, según el artículo sobre la intercompatibilidad de los cultivares de mandarinas sin semillas de origen nacional, publicado recientemente por INIA.
Como resultado, se han registrado varios híbridos de mandarina de origen nacional, entre ellos: F4P7, F3P8 y F2P3, que se destacan por su excelente calidad de fruta y cubren un período de cosecha que va de mayo a setiembre.
La ausencia de semillas
La capacidad de producir mandarinas sin semillas depende de dos características biológicas esenciales: la autoincompatibilidad y la partenocarpia. Un cultivar autoincompatible es aquel que, aunque produzca células reproductivas viables (gametos fértiles), es incapaz de fecundarse a sí mismo. Por otro lado, la partenocarpia es la capacidad de un cultivar para desarrollar frutos sin necesidad de que ocurra la fecundación.
Si un cultivar posee ambas características (autoincompatibilidad y partenocarpia), puede producir frutos sin semillas (aspermos) siempre que se evite la polinización con polen compatible proveniente de otros cultivares. Para lograr esto en la práctica, los productores pueden utilizar mallas que impidan el acceso de abejas (ya que estas pueden transportar polen compatible hasta casi un kilómetro de distancia) o implementar el aislamiento geográfico, plantando cultivares incompatibles entre sí o manteniendo una distancia suficiente de otros cultivares que puedan donar polen compatible.
Investigación
Con el fin de entender cómo asegurar la producción de frutos sin semillas en los nuevos híbridos F4P7, F3P8 y F2P3, se llevaron a cabo experimentos en la Estación Experimental de INIA Salto Grande. La investigación se centró en determinar la capacidad de cada híbrido para autofecundarse y su capacidad para fecundarse entre sí (intercompatibilidad) mediante la técnica de polinizaciones controladas y el análisis del crecimiento de los tubos que llevan el polen dentro de la flor.
Los resultados de estos estudios revelaron que los tres híbridos (F4P7, F3P8 y F2P3) son autoincompatibles. Esto significa que, si se aíslan de la polinización cruzada, tienen el potencial de producir frutos sin semillas.
El cruzamiento entre F4P7 y F3P8 resultó ser incompatible. Esto es una noticia importante para los productores, ya que significa que F4P7 no puede fecundar los óvulos de F3P8, ni viceversa. Por lo tanto, estos dos cultivares pueden plantarse juntos o contiguamente sin generar semillas debido a la polinización cruzada entre ellos.
Sin embargo, los cruzamientos entre F2P3 con F4P7 y con F3P8 resultaron compatibles. Esto implica que F4P7 y F3P8 son capaces de fecundar los óvulos de F2P3, y este es capaz de fecundar los óvulos de los otros dos híbridos. Si estos cultivares se plantan juntos, se producirán frutos con semillas debido a esta compatibilidad.
Estos hallazgos son fundamentales al momento de diseñar nuevas plantaciones si el objetivo es producir mandarinas sin semillas para la exportación. Para garantizar la ausencia de semillas, se requerirá aislamiento geográfico o físico (por ejemplo, usando mallas exclusoras de abejas) entre el cultivar F2P3 y los cultivares F4P7 y F3P8.
En cambio, como F4P7 y F3P8 son incompatibles entre sí, no necesitan ser aislados el uno del otro para evitar la formación de semillas causada por su inter-polinización. Además de la compatibilidad, la capacidad partenocárpica de estos cultivares también es relevante y deberá definirse para establecer las prácticas agronómicas que aseguren una alta producción de fruta sin semillas.